Visión
El ojo es un órgano que detecta la luz y es la base del sentido de la vista. Su función es transformar la energía lumínica en señales eléctricas que son enviadas al cerebro a través del nervio óptico.
Anatomía del ojo
Funcionamiento del ojo
El ojo recibe los estímulos luminosos procedentes del entorno. La luz atraviesa los medios transparentes y la lente del ojo y forma una imagen invertida sobre la retina. En la retina, células especializadas transforman la imagen en impulsos nerviosos. Éstos llegan a través del nervio óptico hasta la región posterior del cerebro. El cerebro interpreta las señales mediante un complejo mecanismo en el que intervienen millones de neuronas.
Pupila e iris
El iris es un diafragma circular que regula la cantidad de luz que ingresa en el ojo. Presenta un orificio central de unos 3 mm de diámetro, la pupila. Ésta se adapta a la intensidad de la luz. Si la luz es intensa, la pupila se contrae (miosis), si la luz es escasa, la pupila se dilata (midriasis).
La constricción del iris es involuntaria y está controlada de forma automática por el sistema nervioso parasimpático, la dilatación también es involuntaria, pero depende del sistema nervioso simpático.
Córnea y cristalino
La cornea es un tejido ocular que se encuentra en la parte anterior de nuestros ojos, es totalmente transparente y entre sus diversas funciones esta la de proteger el iris y el cristalino, la cornea además de proteger a otras estructuras oculares tiene la función de enfocar junto con el cristalino las imágenes en nuestra retina.
Podemos considerar a la córnea como el primero de los lentes que conforman el sistema óptico de nuestros ojos.
Debido a esta condición de primer lente, la cornea tiene una gran importancia en nuestra visión, una falta de transparencia o una deformidad en nuestra cornea provocara una mala imagen en la retina.
Como consecuencia del auge de la cirugía refractiva con láser en estos últimos años se han producido importantes avances en el conocimiento de la estructura de la córnea, este tejido es cada vez mejor conocido y como consecuencia la seguridad y efectividad de las intervenciones quirúrgicas es cada día mayor.
El cristalino es un cuerpo lenticular del ojo, biconvexo y transparente, cuyas funciones son mantener su propia transparencia, refractar la luz, y proveer acomodación.
No posee irrigación o inervación tras el desarrollo fetal, dependiente completamente del humor acuoso para sus requerimientos metabólicos y llevar a cabo sus excreciones de desperdicios. El cristalino se encuentra anterior al cuerpo vítreo, posterior al iris y está suspendido en posición por las zónulas de Zinn, que son fibras que lo mantienen adherido al cuerpo ciliar.
Acomodación
Es el proceso mediante el cual la luz procedente de un objeto distante y de un objeto cercano se enfocan sobre la retina.
Los rayos de luz que penetran en el ojo deben enfocarse exactamente sobre la retina para que la imagen obtenida sea nítida. Ello requiere un ajuste que ocurre de forma muy similar tanto en el ojo humano como en el resto de los animales vertebrados. El proceso mediante el cual los rayos luminosos procedentes tanto de objetos cercanos como lejanos se enfocan con exactitud sobre la retina se llama acomodación. El mecanismo de la acomodación exige la contracción del músculo ciliar que está unido al cristalino mediante el ligamento suspensorio.
Si el músculo ciliar se contrae, el cristalino se hace más esférico y aumenta su poder de refracción, lo cual permite enfocar la luz procedente de objetos cercanos. Cuando el músculo ciliar se relaja, el cristalino se hace menos esférico, disminuye su poder de refracción, lo cual nos permite ver con nitidez objetos lejanos.
Retina
En la retina están las células visuales, por lo que se la puede comparar a una película fotosensible. Estas células son capaces de captar la luz visible que es solo una pequeña parte del espectro electromagnético, la comprendida entre los 400 nanómetros de la luz violeta y los 750 nanómetros de la luz roja.
La luz que incide en la retina desencadena una serie de fenómenos químicos y eléctricos que finalmente se traducen en impulsos nerviosos que son enviados hacia el cerebro por el nervio óptico.
Conos y bastones
Las células sensoriales de la retina reaccionan de forma distinta a la luz y los colores. Los bastones se activan en la oscuridad, y sólo permiten distinguir el negro, el blanco y los distintos grises. Los conos, en cambio funcionan de día y en ambientes iluminados, hacen posible la visión de los colores.
En el ojo humano hay tres tipos de conos, sensibles a luz de color azul, rojo y verde respectivamente. Cada uno de ellos absorbe la radiación de una determinada porción del espectro gracias a que poseen unos pigmentos llamados opsinas. Las opsinas son unas moléculas que están formadas por una proteína y un derivado de la vitamina A. La eritropsina tiene mayor sensibilidad para las longitudes de onda largas de alrededor de 560 nm (luz roja), la cloropsina para longitudes de onda medias de unos 530 nm (luz verde) y por último la cianopsina con mayor sensibilidad para las longitudes de onda pequeñas de unos 430 nm (luz azul). Mediante las diferentes intensidades de las señales producidas por los 3 tipos de conos, podemos distinguir todos los colores que forman el espectro de luz visible.
Los conos están concentrados en el centro de la retina (mácula), mientras que los bastones abundan más en la periferia de la misma. Cada cono está conectado individualmente con el centro visual del cerebro, lo que en la práctica permite distinguir a una distancia de 10 metros dos puntos luminosos separados por sólo un milímetro. Cada ojo humano dispone de 7 millones de conos y 125 millones de bastones.
Teoría de la visión
La teoría de la emisión (también denominada en ocasiones teoría de la extromisión) es un antiguo postulado que afirma que la percepción visual se produce gracias a unos "rayos visuales" emitidos por los ojos. Esta teoría rivalizó durante siglos, y acabó siendo desbancada, por la teoría de la intromisión, que sostiene que la percepción visual proviene de algo capaz de representar los objetos que se introduce en los ojos (más adelante se estableció que ese "algo" son los rayos de luz reflejados). La física moderna ha confirmado que la luz es físicamente transmitida por los fotones procedentes de una fuente luminosa, como el sol, que ilumina los objetos visibles, y que pueden ser captados por un detector, como un ojo humano o una cámara fotográfica.
La agudeza visual
La agudeza visual es la capacidad del ojo para reconocer los objetos y formas en las imágenes que observa. Estas imágenes son el resultado de la observación de lo que tenemos delante. Cuando la luz llega a nuestra retina, se convierte en impulsos nerviosos que son enviados, a través del nervio óptico, a nuestro cerebro, que es el que reconoce los objetos y las formas.
Hay que tener en cuenta que la agudeza visual es cuantificable y medible. En oftalmología, la agudeza visual se expresa en forma numérica. Esto nos permite hablar de forma objetiva de ella según cada caso. Cuanto mayor sea la agudeza visual de una persona, mejor será la forma de ver y de percibir los objetos y formas que tiene delante.
Visión de los colores
El ojo humano es capaz de distinguir una enorme variedad de colores, por medio de la visión cromática, simplificándose en un sistema de tres colores primarios: rojo, verde y azul. Este sistema se forma a través de los tres tipos de células (conos) presentes en la retina central; en la retina periférica se encuentran los bastones, capaces de la visión en blanco y negro.
Conos del Ojo
Los conos son los responsables de discernir una enorme gama de colores, aproximadamente 7 millones de colores diferentes. La mayor parte de estos conos, entre 6 y 7 millones, se encuentran en la macula (porción de la retina de 6 milímetros de diámetro y un ángulo visual de 15 a 18 grados), dentro de esta área existe una zona llamada fóvea o fóvea centralis (1 a 1.5 milímetros de diámetro) donde se concentra la mayor parte de los conos y es la zona que nos provee la mayor nitidez.
Cada célula fotorreceptora, tanto conos como bastones, contienen un pigmento característico que le permite absorber luz en distintas proporciones dentro del espectro lumínico, pudiéndose caracterizar su absorción por medio de una curva. Según la zona del espectro donde estas células son más eficientes, se las puede clasificar en conos de onda corta (con mayor eficiencia hacia 430nm), media (con mayor eficiencia hacia los 530nm) y larga (con mayor eficiencia hacia los 560nm).
Bastones del ojo
Los bastones, propios de la retina periférica, no aportan a la visión de los colores y cuya función está más relacionada a la visión en condiciones de baja intensidad luminosa, tienen su mayor eficiencia hacia los 510nm.
Cuando la luz llega a la retina, se produce la excitación de las células fotorreceptoras, las cuales convierten estos estímulos luminosos en impulsos eléctricos que se transmiten al cerebro a través de la vía óptica. Así, el color que percibimos, se debe a un proceso que involucra a los distintos fotoreceptores, la absorción de luz visible de cada uno de ellos, la transmisión de la señal al cerebro y la interpretación cerebral de estos estímulos.
Dentro de las alteraciones en la visión de los colores, se diferencian las alteraciones congénitas y las alteraciones adquiridas por patologías asociadas como cataratas, degeneración macular, retinopatía diabética, neuritis óptica, retinosis pigmentaria y glaucoma; también existen las adquiridas por toxicidad como el consumo de fármacos o sustancias tóxicas.
En las alteraciones congénitas, la anomalía se encuentra presente en los conos de la retina. Las personas que presenten diferencias en los conos funcionales tanto de onda corta media o larga, manifestarán dificultades para percibir ciertos colores.
Visión binocular
La visión binocular es la capacidad que tiene el ser humano de formar imágenes mediante el uso de ambos ojos, integrando en una sola imagen la información que llega de cada uno de los ojos por separado.
La visión binocular es especialmente importante ya que gracias a ella somos capaces de aumentar nuestro campo visual y percibir la profundidad del mundo que nos rodea.
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